Quizás eso es lo que pensaron un grupo de científicos, que recientemente utilizaron el aprendizaje automático para decodificar el procesamiento visual que tiene lugar detrás de sus mentes. Descubrieron, así, una diferencia fascinante entre la percepción canina y la humana: los perros están más en sintonía visual con las acciones en sí que con quién las está realizando.
Es una pieza interesante, porque revela qué prioriza el cerebro de un perro cuando se trata de la visión. Por ahora el trabajo se ha basado solamente en dos perros, pero creen que la investigación puede allanar el camino para que otros investigadores apliquen los mismos métodos en perros u otras especies con el fin de obtener más datos y una mayor comprensión.
Esto podría deberse a que los perros necesitan ser más conscientes de las amenazas en su entorno que los humanos; o podría tener algo que ver con la confianza en otros sentidos; o tal vez ambas cosas. Los humanos están muy orientados visualmente, pero para los perros, su sentido del olfato es el más poderoso, con una proporción mucho mayor de su cerebro dedicada al procesamiento de la información olfativa.
Asignar la actividad cerebral a la información olfativa podría ser un experimento más complicado de diseñar, pero también podría ser esclarecedor. Al igual que la realización de investigaciones más detalladas sobre la percepción de la visión de los perros y, potencialmente, de otros animales en el futuro.