El director del INCAA anunció el cierre de cuatro gerencias y una licencia para todo el personal hasta nuevo aviso.
“La decisión es de una gravedad institucional enorme y paraliza a un sector queda a la deriva”, afirman desde la Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica.
“A fin de cumplir de una forma eficaz y eficiente con la responsabilidad primaria que por Ley corresponde al Instituto, resulta necesario modificar la estructura organizativa del INCAA”, sostiene el comunicado oficial con el que el director del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, Carlos Pirovano, oficializó el cierre de varias áreas y suspendió a su personal, a través de una licencia con cobro de sueldo, hasta nuevo aviso.
La decisión, en medio de la vigésimo quinta edición del BAFICI (el Festival Internacional de Cine Independiente que organiza la ciudad de Buenos Aires), implica, también, el cierre (¿provisorio?) del emblemático Cine Gaumont, “el KM 0 del cine argentino”, que proyectaba exclusivamente nacional con entradas a precios populares ($ 400 la entrada general, $ 200 para estudiantes y jubilados).
Sin embargo, las funciones programadas en el marco del BAFICI, en dicha sala, se realizarán tal cual lo previsto.
La reestructuración implica la desaparición de áreas como las gerencias de Fomento; Exhibición y Audiencia; Fiscalización a la Industria Audiovisual; y Asuntos Internacionales e Institucionales.
La nueva estructura incluye solamente cuatro gerencias: Gerencia General, de Asuntos Legales, de Administración y Finanzas y de Políticas Públicas. Esta decisión no afecta sólamente a los trabajadores del Incaa, sino a un sector, el de la industria audiovisual, que genera unos 700 mil puestos de trabajo.
“El anuncio de hoy es un paso más en el camino del ajuste que el gobierno plantea implementar sobre el INCAA”, dice la directora y productora Vanessa Ragone, integrante de la comisión directiva de la Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica (CAIC). “No tengo memoria en los 30 años que llevo trabajando en la actividad, del cierre del INCAA con la excusa de una reorganización interna. Es de una gravedad institucional enorme y paraliza a un sector que sabemos que genera valor agregado y divisas y que en este momento queda a la deriva, no pudiendo cumplir con sus compromisos de coproducciones, financiamientos privados, acuerdos de ventas o distribución. El golpe a la actividad no se puede dimensionar aun pero es muy grave. Ya se sabía, por lo expresado en el capítulo de Cultura de la ley Bases que en su momento fuimos a discutir al Congreso, que el gobierno pretendía reducir los costos operativos del INCAA a un 20% de los ingresos del Fondo de Fomento Cinematográfico. Esta drástica reducción (en un fondo que ya está reducido por la escasa asistencia del público a las salas y por las demoras de las transferencias que el Enacom debe hacer al INCAA) significa una reestructuración enorme del INCAA, cierre de áreas y programas diversos y una incertidumbre absoluta en relación a un nuevo plan de fomento que el sector no conoce. De este modo, la actividad se está deteniendo desde diciembre 2023 y ya en un nivel casi total de parálisis a raíz de la falta de pago de deudas del INCAA con los productores y de la total incertidumbre relativa al fomento a partir de ahora”.
Por su parte, Vanesa Pagani, productora y presidenta de Apime (Asociación de Productores Independientes de Medios Audiovisuales), aporta su mirada sobre el conflicto. “Ahora lo que se hizo es una reestructuración del instituto. Hace unas semanas se cerró lo que se llama ventanilla continua, que la posibilidad de presentar proyectos en forma continua para que un comité lo evalúe. Eso significa que no se puede puede presentar ningún proyecto nuevo y todo aquel proyecto presentado que no tuvo una resolución firmada del Instituto, aunque haya tenido ya comité y que hayan resuelto los comités sobre el interés o no de la película, salió una resolución que lo vuelve para atrás. Y ahora se cerró toda posibilidad de presentar un proyecto. Y por otro lado la reestructuración del Instituto donde aparentemente deja a mucha gente sin lugar de trabajo. Entonces, hay una suerte de parate en el Incaa muy importante. Pero el Incaa no viene pagando a los productores desde diciembre del año pasado. Por lo cuál hay muchas productoras pymes que están yendo a la quiebra porque no tienen cómo afrontar los gastos. O sea, el financiero que habían hecho de recupero de algunos gastos, no lo pueden estar afrontando. Ya sean deudas con proveedores, deudas con la AFIP o cualquier otro rodaje que haya quedado inconcluso y que no lo puedan afrontar”. La situación es angustiante: “No tenemos un claro cronograma de cómo se va a reactivar todo esto y ya estamos a 22 de abril”.
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La gestión del Incaa ya venía siendo cuestionada desde hace bastante tiempo. “Del Incaa dependen la ENERC (Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica), el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, los festivales nacionales, la plataforma Cine.Ar, que por la actual resolución corren peligro de desaparecer. “La ENERC fue creada por ley junto con el INCAA. En este momento está funcionando pero no es claro cómo seguirá si el instituto del cual depende está cerrado. El presupuesto de la ENERC también está en cuestión y su operatividad es compleja ya que es un área del INCAA que debe ser atendida (desde cuestiones legales, recursos humanos, ejecución presupuestaria)”, aclara Vanessa Ragone. “El Festival de Mar del Plata (único de Categoría A en América Latina) tiene una historia y un recorrido fundamental para Argentina y para la región y se estrenan películas del mundo entero. Existe la idea de sumar financiamiento privado, pero de momento no tengo noticias de que ese camino haya avanzado y por otro lado sus programadores, director, productores han quedado sin funciones con lo cual todo lo que es necesario preveer para hacer un festival de estas características también está paralizado. Festivales Nacionales, Cine.ar, Espacios INCAA son programas dependientes del INCAA que apuntan a federalizar el cine argentino y hacerlo accesible a toda la población. Una vez más desfinanciarlos o cerrarlos es atentar contra la difusión de nuestro cine en todo el país, desconocer el valor de la generación de audiencias, desperdiciar los conocimientos y expertise de las personas que trabajan en estos espacios de difusión“.
Las consecuencias de esta decisión política se perciben en el día a día de las productoras locales: “Todas las decisiones que están tomando las autoridades del INCAA afectan directamente a las productoras que no sabemos si podemos empezar un proyecto y ni siquiera terminar proyectos ya comenzados. Nos dejan en una posición endeble respecto de socios o coproductores y eventualmente nos llevarán a que no podamos producir (con lo que eso impacta en la actividad económica), provocará un achicamiento de nuestras estructuras de personal y gastos e implicará que haya muy poco cine argentino en circulación en el mundo”, explica, no sin angustia, Ragone.
Todo esto, según la referente de la CAIC, es parte de la llamada “batalla cultural” que está librando La Libertad Avanza: “Desde mi punto de vista la situación de desfinanciamiento del INCAA, de las universidades públicas, de los canales públicos, Télam, el Conicet, diversas actividades culturales están enmarcadas en un concepto que, a mi entender, tiene que ver con atacar las bases del conocimiento y del desarrollo cultural del país en búsqueda de achicar los horizontes y perspectivas de los ciudadanos”.
Los reclamos del sector hacia el INCAA no son nuevos, pero iban en una dirección exactamente opuesta a lo que propone el gobierno que asumió en diciembre: “Históricamente el INCAA ha sido una institución dinamizadora de la actividad cinematográfica. Su plan de fomento en vigencia hasta la llegada del nuevo gobierno necesitaba ser revisado ya que la actividad ha cambiado en los últimos años. Se ha pedido mayor federalización, mayor velocidad en las gestiones, mayor accionar en las regulaciones de cuota de pantalla, interacción con ministerios vinculados a la producción, revisión de la ley de cine para actualizarla, entre otras cosas. Lo que esta gestión propone es paralizar la actividad que deberían fomentar”.
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